Cuando me invitaron a escribir para este día tan especial me sentí feliz, primero porque tengo mucho que decir sobre lo que significa para mi ser mujer y segundo porque considero que cualquier espacio prestado para que una mujer exprese su sentir es digno de aplaudir y festejar.

En estos días he estado leyendo sobre extraordinarias mujeres a través de la historia, desde Juana de Arco hasta Malala Yousafzai, claro pasando por Michelle Obama, Sor Juana Inés de la Cruz, la madre Teresa de Calcuta y la lista en verdad es interminable.

Entonces me puse a pensar, ¿qué es lo que ha hecho a estas mujeres tan empoderadas y extraordinarias?, ¿qué fue lo que las motivó a inspirar a otras?, ¿qué es lo que tienen en la sangre para ser disruptivas de su tiempo? ¿Cómo han resignificado el hecho de ser Mujer?

A lo largo de la historia como es de conocimiento público muchos grupos sociales, minorías siempre han luchado por sus derechos; no ha sido fácil, así como no fue fácil para los esclavos, para los negros, para los LGBT+, etc., lo curioso de estas luchas como dije es que son “minorías”

Pero las MUJERES, según datos internacionales somos 3,842,820,320, si, muchísimas, el 49.5 % de la población mundial, entonces, si somos tantas, ¿por qué la lucha por nuestros derechos ha tardado tanto?, ¿por qué no nos hemos unido antes?, ¿qué nos está faltando para revelarnos contra las cosas que históricamente no permiten nuestra igualdad?

Soy mujer, profesionista, madre, esposa, hija, hermana, amiga y todas estas mujeres que viven en mi luchan todos los días por encontrar su lugar en un mundo construido y manejado por los hombres, aunque nuestro papel sea trascendental en la humanidad.

A mis 46 años y en pleno año 2022 sigo dándome cuenta que hay un largo camino que recorrer para lograr la igualdad, en primer lugar, como mujeres debemos terminar con esos estereotipos que tanto nos han marcado y tanto daño nos han hecho, que si gorda, que si flaca, que si profesionista, que si ama de casa, que si con hijos, que sin hijos, que viajera, que sedentaria, que independiente, que mantenida… Y la lista sigue y sigue.

¿Por qué pensamos que ser mujer es tan malo?

 

Primero quiero contarles mi experiencia personal, soy Administrador de Empresas, una carrera que siempre se ha visto para ambos sexos, sin embargo, para las mujeres solo es encasillado a que sea en Recursos Humanos, (que es un área fabulosa), pero – ¿qué pasa cuando una mujer quiso llegar más allá y meterse literal hasta la cocina de los procesos? -, bueno, a muchos no les gustó, sin embargo, estaba ahí, buscando un lugar que parecía de hombres donde me sentí realmente productiva.

Mi primer puesto de jefatura lo tuve a los 26 años empecé coordinando un departamento de Métodos y procedimientos. -¿Quién me puso ahí?- un hombre, después estuve como coordinador de almacén, coordinador de mantenimiento y al final, como coordinador de Recursos Humanos a nivel nacional. Les puedo decir que en esa empresa crecí mucho, viaje, conocí, aprendí y cuando llegó el momento de decir adiós lo hice con mil dudas en mi cabeza, tuve mucho miedo de no conseguir algo a la altura de ese empleo tan maravilloso y muy bien pagado y es que con libertad financiera la mujer puede hacer muchas cosas, tomar decisiones, escribir sus reglas, cuando no la tienen muchas mujeres soportan, a veces de más, los embates de esta sociedad machista que nos nulifica cada que puede.

En mi segundo empleo me dieron una Gerencia a nivel nacional también, no fue de inmediato, me tardé 4 largos años para que me dieran el nombramiento porque la empresa donde laboraba era de hombres, tres socios y yo, la única gerencia, la única mujer con un puesto así, ¿Qué quien me puso ahí?, sí, otra vez un hombre.

Lo que me ha enseñado mi experiencia personal es que los hombres, por lo menos los que me tocaron a mí, sí quieren tu crecimiento, pero las mujeres no, y me pregunto ¿será por eso que a pesar de ser tantos millones en el mundo no podamos avanzar?

Desde que tengo puestos de responsabilidad, me di cuenta que éste en realidad, es un mundo de hombres, que el famoso “Techo de cristal” si existe, que tenemos que hacer el doble de esfuerzos como mujer para salir victoriosas y que el mundo pueda ver nuestras capacidades en todo su esplendor, aunque invariablemente hay que pagar un precio, puede ser quedarte sola, puede ser retardar o dejar la maternidad, puede ser no tener pareja, o incluso no tener otros ejes de tu vida y solo el profesional; pero este blog no quiero utilizarlo para quejarme sino todo lo contrario, recordar que yo he evolucionado porque el mundo también lo ha hecho, eso me da mucha esperanza.

En mi caso han sido más los hombres que las mujeres los que han confiado en mí, pero eso no quiere decir que no comparta con mis pares, muy por el contrario, me siento con la gran responsabilidad de ayudar a otras mujeres a encontrar su lugar sea cual sea.

A nivel profesional, considero las mujeres tenemos un sinfín de competencias para dar muy buenos resultados, a nivel personal tenemos mucho corazón, esa parte derecha del cerebro que nos hace ser emocionales y por ello, únicas e irrepetibles, no podemos dejar de luchar por nuestros derechos pero considero que la lucha debe ser bien dirigida y no contra los hombres, ni contra las mujeres, esta historia machista que nos inculcaron, esas creencias que nos arraigaron, esas costumbres, esas conductas agresivas que normalizamos, ese es el problema, el enemigo a vencer.

Me costó trabajo llegar a puestos Directivos, pelear por mi lugar a nivel profesional, pero me ha costado más pelear por mi lugar como mujer en el mundo, ser madre, ser esposa, cumplir, cumplir y cumplir con las reglas establecidas por la sociedad, ir a una junta directiva y luego llegar a casa a lavar la ropa porque eso no lo hacen los hombres, cerrar un excelente contrato y llegar a hacer tarea con los hijos porque es mi responsabilidad y si no lo hago es mal visto por la sociedad. -las mamis del chat-

Nos ha faltado como mujeres involucrar a los hombres en nuestro crecimiento, en nuestros éxitos, en nuestros fracasos, en la crianza de los hijos, en las tareas domésticas, nos ha faltado dejar de ser una sociedad machista para construir parejas fuertes, hacer equipo, con nuestros jefes, padres, hermanos, tíos, primos, amigos. Nos ha faltado decir basta al abuso, decir tú también puedes ir a la junta escolar, tú también puedes cambiar un pañal, tú también puedes guardar la ropa.

Las mujeres en pandemia dejamos de ser nuevamente nosotras, dejamos de ver por nosotras, y nos dedicamos a cuidar a los hijos, hermanos o padres, a ser otra vez el reflejo de alguien más, dejamos nuestro lado profesional para cuidar a nuestra familia. Como lo dije, nuestro papel en el mundo es fundamental, sin embargo, es tiempo de involucrar a los demás, de tejer redes de apoyo, de buscar la colaboración, dejar de sentir culpa, dejar de juzgar a otras mujeres y ponernos como prioridad en nuestro día a día.

Las mujeres que viven en mí de vez en cuando pelean, una quiere revelarse ante la otra, acusa, juzga, culpa, exige, pero después en la serenidad de mi cuarto se reconcilian, viven en mi para recordarme el gran y enorme privilegio de ser quien soy, ser mujer no es tan malo, querer ser la mujer que todos los demás quieren, ese si es el problema.

Mujer, se libre, ayuda a tus pares, busca tu felicidad, busca el anhelado equilibrio en tu vida, ser profesionista no debe estar peleado con ser madre, ser independiente no debe estar peleado con ser hija, ser autosuficiente no tiene que estar peleado con ser amiga, no querer tener hijos no es egoísmo. Este mundo necesita a cada una de nosotras así, tal cual somos. Te abrazo y aquí estoy para ti.
Carolina de Jesús Guzmán
Lic. Administración de Empresas

¡Feliz día internacional de la mujer!

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